Desde su origen, la fiesta del magosto consistía en una celebración en torno al fuego, con la que nuestros antepasados honraban las buenas cosechas. Entre castañas y chorizos asados, acompañados de vino tinto nuevo, se juntaban en las frías noches de primeros de noviembre, para compartir cuentos y leyendas antiguas. Una hermosa tradición que ha llegado hasta nuestros días.
Asociaciones de vecinos, colegios, grupos de familias y amigos se reúnen ahora alrededor de una hoguera para asar las castañas, saltar la “cacharela” y para llenarse la cara de ceniza unos a otros con los restos de la hoguera.
Este festejo generalmente se viene celebrando entre la festividad de Todos los Santos y el San Martín, día de matar el cerdo.
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