En una villa marinera como la nuestra, donde despunta la gastronomía y la calidad de su materia prima autóctona, no es de extrañar que existan fantásticos mercados, tradicionales o modernamente renovados, donde adquirir los mejores productos gastronómicos asesorados por afables placeros y placeras, los auténticos expertos en la materia. También en lonjas en las que marineros y mariscadoras proclaman su mercancía para la venta.